jueves, agosto 31, 2006

Apuntes veraniegos (II)

UN ZOO MODERNO

El Ayuntamiento de Córdoba se ha propuesto poner en marcha un auténtico zoológico del siglo XXI. Para ello, y según un informe de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, los responsables del lugar tratan de convertirlo en un medio lo más parecido posible a la naturaleza. Según el texto, algunos de cuyos puntos se han publicado en los diarios de la ciudad, los sistemas de protección en los recintos de tigres, leones, osos o leopardos no impiden, o al menos no del todo, que tales criaturas se puedan escapar. La Junta ve en esto una deficiencia, sobre todo por razones políticas y con el objetivo de obstaculizar al gobierno de IU. Sin embargo, la caza de presas -ya sean otros animales del zoo, los cuidadores o los visitantes- supone un avance en cuanto a la preocupación ecológica que muestra el Ayuntamiento. El crecimiento de la población cordobesa permite además que se pueda prescindir periódicamente de parte de la ciudadanía debido a la acción de las fauces de felinos y plantígrados, puesto que cada vez llegan más inmigrantes que subsanan el envejecimiento de la urbe. De esta forma, y a efectos de protección del entorno y comunión con la verdura, la depredación en vivo está justificada y potencia una relación de equilibrio con otros seres, a los que sólo un antropocentrismo trasnochado puede colocar por debajo de los humanos en la cadena de la vida. Además, la falta de sistemas de control para prevenir las enfermedades que padecen los animales y que pueden transmitirse al hombre profundizan en la nueva forma de entender este tipo de recintos, donde todos podremos compartir ora una dentellada, ora una miaja de rabia con alguna simpática fiera.

CURAS SIN PARROQUIA

Mientras poco a poco el catolicismo va separándose del ámbito público y se queda en la práctica íntima en una sociedad laica y avanzada, hay otro tipo de religiones que permanecen en el oscurantismo. Sacerdotes ultra-conservadores como el Ratzinger cordobés José Manuel Mariscal, a la sazón secretario provincial del Partido Comunista Andaluz, insisten en igualar a una dictadura bananera y personalista como la cubana con las democracias occidentales. Por sus palabras los conoceréis: “el que Cuba no sea un sistema parlamentario institucional multipartidista al uso no quiere decir que no sea una democracia o con las dosis de democracia que se puedan dentro de las condiciones de la isla: un bloqueo de USA desde hace 40 años y una situación casi de guerra con ese país”. Entre esas declaraciones y, por ejemplo, los argumentos que emplean muchos de sus odiados americanos para justificar el creacionismo en contra de la evolución darwiniana hay tan sólo un pelo de separación, el de la punta de la barba de ese Fidel Castro que lleva oprimiendo a su pueblo varias décadas. Este tipo de comunistas critican las muestras de religiosidad popular pero colocan bajo palio a un tirano, algo que se hacía aquí literalmente con Franco. Pero ya saben que hay sátrapas militares que someten a su país durante 40 años y sátrapas militares que someten a su país durante 40 años. Si no encuentran las siete diferencias entre unos y otros es porque sólo hay una: la fe. El sacerdote Mariscal sigue teniendo fe en el gulag y las purgas. De poco sirve que la razón devaste en un minuto cualquier muestra de apoyo al régimen cubano, los borregos han nacido para balar. ¿No habrá sitio para ellos en el superzoo de Córdoba?: Comunistus irredentus, dícese de la especie antropomorfa y adepta a la falta de libertad que se alimenta de cualquier tipo de idea que obstaculice la democracia, regurgitándola en forma de excrementos que abonan el despotismo/ la otra cara de la misma moneda que el fascius recalcitrante. Échele de comer arvellanas.

miércoles, agosto 23, 2006

Guadalfour

La peregrinación a los grandes almacenes en ciudades más grandes y cercanas suele constituir uno de los rasgos comunes de las urbes más pequeñas y que atienden al calificativo de “de provincias”. Hace años, los cordobeses acudían prestos a la seductora llamada de El Corte Inglés o los Cortes Ingleses sevillanos, pues hay varios. Los cantos de sirena de sus estanterías variadas y repletas podían con la resistencia de cualquiera, incluso aunque aquí hubiese Corte Inglés o, antaño, Galerías Preciados. En cualquier caso no era suficiente para las necesidades del aborigen medio, que prefería ese surtido hispalense capaz de acabar con su sueldo en un fin de semana. Algo parecido sucede ahora con Ikea, tienda de muebles que hipnotiza al personal hasta el punto de agradecer a Suecia, de donde procede la empresa, que nos permita dejar que armemos en casa sus muebles desmontados, gracias a lo que se ejercitan las muñecas, las rodillas y la región lumbar con la saludable actividad del bricolaje. La obtención de una repisa más barata bien vale una vértebra, que al fin al cabo hay muchas y la vida está muy cara.

En “Deprovinciaslandia”, esas peregrinaciones al exterior se combinan con peregrinaciones interiores. Hipermercados y grandes almacenes reciben a los lugareños que acuden a ellos de forma masiva cada viernes por la tarde-noche y sábados, dedicando su tiempo de ocio a las caminatas entre las secciones de textil y bebidas, con carnes al fondo y la indispensable visita a televisión y ordenadores después de echar un vistazo a las bicicletas que eliminarán michelines y que jamás se comprarán.

En cierto modo, los habitantes de la Ciudad de las Tres Inculturas se dejan influir por las marcas y la publicidad en demasía, ninguneando las posibilidades que ofrece el proveedor de artículos por excelencia a su paso por Córdoba: el Guadalquivir. En su cauce podemos encontrar de todo, incluso cochecitos de bebé, a precios tan módicos como un leve remojón para sacarlo de su particular y húmeda estantería. Los caprichos de la corriente hacen que gran parte de este maravilloso catálogo se acumule en las cercanías de la Judería, y especialmente en la zona del Molino de Martos, con lo que la posibilidad de conseguir lo que se necesita para casa cuenta con el aliciente de la visita cultural, un motivo más para apoyar la candidatura del 2016, proyecto con el que El Perol Sideral se vuelca desde sus inicios.

Aunar la función de hipermercado natural con el reciclaje supone una oportunidad única que no debemos desaprovechar. Afortunadamente, y desde hace meses, tanto el Ayuntamiento de Córdoba como la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, a través de la Subdelegación del Gobierno, se muestran en desacuerdo sobre quién tiene que limpiar el cauce del río, por lo que los cordobeses todavía pueden disfrutar de este gran almacén acuático. Por una vez hemos de felicitarnos por tal retraso, que permite hasta nuevo aviso que cualquier persona acuda a la orilla y consiga una lavadora o un tresillo, y quién sabe qué maravillas habrá en oferta si se dispone de traje de buzo. Lamentablemente, nuestros dirigentes, y después de discusiones de años, terminarán con el Guadalfour, acto desconsiderado que refleja a las claras en manos de quién estamos.