Esto es América
En una de las últimas entrevistas que concedió antes de morir, el gran escritor Stanislav Lem explicaba por qué abandonó la literatura de ciencia-ficción: “Creo que los tiempos que estamos viviendo ahora son tan tormentosos que ya no vale la pena dedicarse a la ciencia-ficción, porque esto ya es ciencia-ficción”. Hace un tiempo, con un esfuerzo mayor que el que tendría que haber realizado Lem para publicar una segunda parte de Solaris, conseguimos elaborar un texto más o menos humorístico gracias a la Plataforma Andaluza de Apoyo al Lobby Europeo de Mujeres. En esta ocasión, la pareja formada por Rafaela Pastor y Lourdes Pastor nos ha superado. Ya no vale la pena dedicarse al humor porque esto es América.
Este dúo Sacapuntas de la ciudad, madre e hija, ha conseguido pulir su sonrojante ignorancia hasta dar a luz un monumento al humor involuntario, ellas mismas convertidas en Fofito y Rody, en las Calatrava, en Las Virtudes de la subvención y tentetieso. Y todo a costa de insultar de tal manera la inteligencia del prójimo que consiguen transmutarse sin querer en cómicas de categoría. O sea, como los politicastros locales pero en su versión concentrada.
Esta semana han protagonizado su último “sketche”, salpicado de numerosos “gags” que se pueden leer en los periódicos cordobeses. Al margen de insistir en la cuestión de los términos lingüísticos que ya recogía El Perol Sideral hace meses, Fofito y Rody han confeccionado un auténtico monólogo del Club de la Comedia al asegurar que “el latín se forjó en una época en la que las mujeres éramos esclavas y eran los hombres los que decidían y concentraban todo el poder”. Con nuevos episodios de esta visión sobre la forja de esa lengua y en extensión el Imperio Romano y la historia en general, la Paramount tiene para siete temporadas.
Ante esto, ¿qué podemos hacer? ¿Qué recursos nos quedan? ¿Dónde colar una mísera ironía, un tímido sarcasmo, un simple chascarrillo? Es imposible y tiramos la toalla. Por tanto inauguramos una nueva época en esta página a la que denominamos “etapa oscura”, donde nos limitaremos a señalar con precisión y rigor los desmanes de las autoridades y sus acólitos.
Esta vez hemos tenido que sortear la coraza de comedia de estas representantes de lo que ellas creen que es el feminismo para pillarlas en falta, in fraganti. Ambas hablan constantemente de lenguaje opresor, de palabras que reflejan un sistema patriarcal injusto, pero ¿acaso dan ejemplo?
Del diccionario de la Real Academia:
pastor, ra.
(Del lat. pastor, -ōris).
1. m. y f. Persona que guarda, guía y apacienta el ganado, especialmente el de ovejas.
2. m. y f. Persona que tiene la prelatura o cualquier otra dignidad eclesiástica cristiana con fieles a su cargo y cuidado. En la Iglesia católica solo se emplea la forma masculina.
3. m. rur. Ur. Semental equino o porcino.
Rafaela Pastor y Lourdes Pastor mantienen su apellido a pesar de que se trata de una profesión fundamentalmente masculina además de opresora, puesto que guían a unas apacibles e indefensas ovejas, la mayoría hembras. En la segunda acepción nos aparece una figura más opresora todavía, el cura, que como indica el diccionario sólo se emplea de forma masculina en el catolicismo. En la tercera acepción tenemos a caballos y cerdos de miembros descomunales, babosos machos que percuten sin piedad y mancillan la virtud de hembras inermes que no pueden hacer otra cosa que ceder ante sus bestiales acometidas.
A pesar de todo su discurso, las Pastor no ceden esa parte de poder masculino que les pertenece, y no por esfuerzo personal, sino por herencia para colmo paterna. Lucen con orgullo ese apellido que debería avergonzarlas si fuesen coherentes con su propia labor en pro de la mujer española.
Por eso terminamos otra vez un texto de esta bitácora con una sugerencia, puesto que ya no podemos hacer otra cosa que sugerir con estupor y temblores. Solicitamos a las susodichas que cambien un apellido que resulta ofensivo para todas nosotras, aconsejando otro que no altere una identidad mantenida durante años pero que, aun estando en relación con ella, cambie los valores trasnochados del patriarcado por unos de libertad y emancipación. El apellido Pastora sigue conservando esos valores negativos de cierto autoritarismo, por lo que nos decantamos por el de honda raigambre castellana Borrega.
Desde aquí felicitamos a Ana Borrega Pajares y Lourdes Borrega Esteso por su reciente éxito como Las Bingueras.
Este dúo Sacapuntas de la ciudad, madre e hija, ha conseguido pulir su sonrojante ignorancia hasta dar a luz un monumento al humor involuntario, ellas mismas convertidas en Fofito y Rody, en las Calatrava, en Las Virtudes de la subvención y tentetieso. Y todo a costa de insultar de tal manera la inteligencia del prójimo que consiguen transmutarse sin querer en cómicas de categoría. O sea, como los politicastros locales pero en su versión concentrada.
Esta semana han protagonizado su último “sketche”, salpicado de numerosos “gags” que se pueden leer en los periódicos cordobeses. Al margen de insistir en la cuestión de los términos lingüísticos que ya recogía El Perol Sideral hace meses, Fofito y Rody han confeccionado un auténtico monólogo del Club de la Comedia al asegurar que “el latín se forjó en una época en la que las mujeres éramos esclavas y eran los hombres los que decidían y concentraban todo el poder”. Con nuevos episodios de esta visión sobre la forja de esa lengua y en extensión el Imperio Romano y la historia en general, la Paramount tiene para siete temporadas.
Ante esto, ¿qué podemos hacer? ¿Qué recursos nos quedan? ¿Dónde colar una mísera ironía, un tímido sarcasmo, un simple chascarrillo? Es imposible y tiramos la toalla. Por tanto inauguramos una nueva época en esta página a la que denominamos “etapa oscura”, donde nos limitaremos a señalar con precisión y rigor los desmanes de las autoridades y sus acólitos.
Esta vez hemos tenido que sortear la coraza de comedia de estas representantes de lo que ellas creen que es el feminismo para pillarlas en falta, in fraganti. Ambas hablan constantemente de lenguaje opresor, de palabras que reflejan un sistema patriarcal injusto, pero ¿acaso dan ejemplo?
Del diccionario de la Real Academia:
pastor, ra.
(Del lat. pastor, -ōris).
1. m. y f. Persona que guarda, guía y apacienta el ganado, especialmente el de ovejas.
2. m. y f. Persona que tiene la prelatura o cualquier otra dignidad eclesiástica cristiana con fieles a su cargo y cuidado. En la Iglesia católica solo se emplea la forma masculina.
3. m. rur. Ur. Semental equino o porcino.
Rafaela Pastor y Lourdes Pastor mantienen su apellido a pesar de que se trata de una profesión fundamentalmente masculina además de opresora, puesto que guían a unas apacibles e indefensas ovejas, la mayoría hembras. En la segunda acepción nos aparece una figura más opresora todavía, el cura, que como indica el diccionario sólo se emplea de forma masculina en el catolicismo. En la tercera acepción tenemos a caballos y cerdos de miembros descomunales, babosos machos que percuten sin piedad y mancillan la virtud de hembras inermes que no pueden hacer otra cosa que ceder ante sus bestiales acometidas.
A pesar de todo su discurso, las Pastor no ceden esa parte de poder masculino que les pertenece, y no por esfuerzo personal, sino por herencia para colmo paterna. Lucen con orgullo ese apellido que debería avergonzarlas si fuesen coherentes con su propia labor en pro de la mujer española.
Por eso terminamos otra vez un texto de esta bitácora con una sugerencia, puesto que ya no podemos hacer otra cosa que sugerir con estupor y temblores. Solicitamos a las susodichas que cambien un apellido que resulta ofensivo para todas nosotras, aconsejando otro que no altere una identidad mantenida durante años pero que, aun estando en relación con ella, cambie los valores trasnochados del patriarcado por unos de libertad y emancipación. El apellido Pastora sigue conservando esos valores negativos de cierto autoritarismo, por lo que nos decantamos por el de honda raigambre castellana Borrega.
Desde aquí felicitamos a Ana Borrega Pajares y Lourdes Borrega Esteso por su reciente éxito como Las Bingueras.