sábado, mayo 15, 2010

Palacio atómico

Cuenta Félix de Azúa en una reciente entrevista publicada en El País que la historia del arte está cerrada. La entrevista está hecha a propósito del lanzamiento de su último libro “Autobiografía sin vida”, donde parte del supuesto de que la bomba atómica provoca una nueva era tanto en la concepción del hombre como en el arte, que se vuelve consciente de sí mismo y, en consonancia con los efectos devastadores de la bomba, presenta como obra de arte su propia desaparición. Al final ese “suicidio” es el arte de esta nueva era, arte raro e incomprensible si nos atenemos a la norma del arte hasta entonces conocido, que sería un arte pre-bomba atómica destrozado por la misma fuerza arrolladora que acabó con Hiroshima y Nagasaki.

La contradicción de ese arte contemporáneo que se confirma cuando acaba consigo mismo tiene en Córdoba la muestra quizá genuina de lo que está por venir. Hablamos del Palacio del Sur.

Confundido por muchos como una mera infraestructura, el Palacio del Sur es mucho más, una obra colectiva, o mejor dicho, una no-obra de carácter post-atómico. Se trata del primer palacio de congresos que para construirse ni siquiera ha de existir. Permanece en cuanto no aparece, deslumbra estando completamente apagado, su belleza y utilidad emanan de las propias ideas de su belleza y utilidad siempre que no se materialicen. En resumen: está ahí en cuanto no lo está. Su presencia se sustenta en los pilares de la ausencia.

Con estas premisas no sólo son conceptos artísticos novedosos los que salen a la palestra, sino cuestiones como urbanismo, turismo etc. De esta manera el arte contemporáneo se extiende a la propia vida de la ciudad o bien, dentro de esta paradoja, es la propia ciudad la que se contrae hasta su esencia gracias al catalizador o enzima que conforma este palacio o no-palacio. En suma un no-sí-no-quizá-palacio sería lo apropiado.

El no-sí-no-quizá-a veces-a-ante-obstante-Palacio del Sur va por tanto más allá o, en sentido antitético, más para acá o para el otro lado, pero sin acabar de ir, viniendo antes de llegar o no saliendo directamente cuando se ha ido y venido sin partir. La forma más rápida de estarse quieto o la velocidad del estatismo. El Palacio del Sur no se crea ni se destruye, sólo se transforma, pero se transforma para sí mismo. Arte, vida, energía… Dios en resumidas cuentas. Eso ha conseguido en su inconsciencia el Ayuntamiento, crear un Dios, el Dios de la Ciudad de las Tres Inculturas allá en lo alto-centro-bajo, con el custodio San Rafael a su diestra y los patronos santos mártires Calixto y Melibea a siniestra. Arrecian las provincianas críticas por ineficacia cuando con tan sólo unos millones de euros se ha puesto en marcha una divinidad. Córdoba siempre tan cruel con sus creadores. En rigor Creadores.


PS= E St (Vqv+Qnpnishisv)/Dh (Dhhha)*



*

PS.- Palacio del Sur

E.- Esto...

St.- Si tampoco...

Vqv.- Vamos que nos vamos

Qnpnishisv.- Que si hay que ir se va pero ir para nada es tontería.

Dh.- Dame hueco.

Dhhha.- Donde hay hueco hay alegría.