jueves, mayo 31, 2012

Ocaña Storm, la Antorcha Perolera


En un tebeo que leí de niño se producía un incendio forestal. Los bomberos no podían controlar el fuego y necesitaban la ayuda de algún superhéroe. Llegaba Spiderman, pero sus redes no eran suficientes ni muy útiles para estos casos. El particular Plan Infoca arácnido dejaba bastante que desear. De pronto algo surcaba los cielos. ¿Es un avión de la Junta de Andalucía? ¿Es un paramotor con el trasnochado lema de la capitalidad cultural? No, era la antorcha humana, Johnny Storm, de los 4 Fantásticos. ¿Qué hace en un incendio alguien con sus poderes? Mientras la Antorcha lanzaba fuego al fuego ante el espanto de los retenes anti-incendios, explicaba que lo que hacía era precisamente potenciarlo para incrementar el consumo de oxígeno y que se apagase antes. No sé si esto funcionará en la realidad, mejor no probarlo y si lo hace que sea con la supervisión de algún adulto provisto de manguera o extintor. Pero en el cómic resultaba efectivo. Lo agradecían el ciervo, la avutarda y el pinsapo.

Leo con estupor la entrevista concedida por el antiguo alcalde de Córdoba, Andrés Ocaña, a un diario local. Quiere traer aire fresco con un nuevo partido. Aquel Ocaña que durante años potenció con su cargo en la Gerencia de Urbanismo la burbuja inmobiliaria y la construcción desaforada, el amigo de los empresarios del ladrillo, el perrito faldero de Rosa Aguilar, el que estando ya de alcalde se despistó y de pronto la multa a Sandokán poco más y se pierde, el que dio el premio en Joyacor también a un Sandokán ya imputado en uno de los actos más bochornosos que se recuerdan, el que está a su vez multado por sus labores en el consejo de administración de Cajasur, labores que seguramente desconocía en todo este proceso de transformar una caja de ahorros en banco con una gestión que se puede catalogar de delincuencia… Supongo que se refiere como aire fresco al que quede después de apagar el incendio que él mismo ayudó a provocar con el mismo fuego con el que se encargó de propagarlo. Nuestra particular Antorcha Humana que vuelve para enfrentarse al peligro que creó con las mismas armas que lo hicieron posible. El superhéroe que se enfrenta a sí mismo al espejo y termina, para colmo, rompiéndolo y rajándose la mano. Ocaña Storm, la Antorcha Perolera, surcando el firmamento de nuevo.

Algún día alguien tendrá que explicar –si alguien quiere explicarlo y si alguien quiere escucharle en esta ciudad- cómo se llegó a este grado de impunidad en unos cargos políticos que ejercieron de pirómanos. Cómo se tiene un alcalde y un jefe del Partido Socialista multados por el Banco de España, cómo el jefe de la oposición en el Ayuntamiento es un constructor corrupto hasta la médula, y cómo aquel hombre de izquierdas y joven cantautor en su momento que dejó la puerta abierta para las prácticas que luego han formado la raíz de la crisis económica decide volver como miembro activo de estos 4 Fantásticos, puesto que no soportaba la retirada lejos de sus compañeros. Ocaña, la Antorcha Humana. Nieto el hombre elástico que estira y estira la ausencia de decisiones. Durán, La Cosa, el hombre fuerte en su partido. Y me cuesta, la verdad, ver a Sandokán como la chica invisible.